El merengue Caña Brava y el Salmo 91


Uno de los grandes merengues de la historia dominicana es, sin lugar a dudas, “Caña Brava”, cuyo autor Antonio Abreu (Toño) es también uno de nuestros más prolíficos compositores de música típica.Conocí a este último en San Cristóbal, mi ciudad natal, cuando él era ya un anciano y yo apenas un niño.

A pesar de sus lauros y fama, vivió sus últimos años en esta ciudad, en la pobreza y sin familia, en una pequeña habitación de una casa de tablas de palma ubicada precisamente frente a la mía, en lo que entonces era Calle Restauración (hoy Manuel María Seijas), entre la avenida Constitución y la calle Padre Ayala.

Era un mulato, con una nariz ancha y grande. Hasta el último día de su vida mantuvo consigo a un inseparable compañero: su acordeón. A pesar de su ancianidad, tenía momentos de éxtasis y apelaba fugazmente a este instrumento, el cual tocaba con singular destreza (como queriendo evocar momentos de gloria), teniendo como espectadores a vecinos del barrio, entre los cuales yo figuraba.

En mi niñez y adolescencia, tuve el privilegio de ver a Toño Abreu varias veces interpretar no sólo a “Caña Brava” sino también a otros grandes merengues compuestos por él, entre ellos “Llegó la Guardia”, “Con el Alma” y “Cabo ‘e Vela”, los cuales se han mantenido en el gusto popular a lo largo de generaciones.

Tras investigar un poco,  de Toño Abreu puedo decir que nació el 28 de abril del 1883 en La Joya, Santiago de los Caballeros, y que desde muy joven, sin haber ido a ninguna escuela de música, se dedicó a hacer composiciones que reflejaban el ambiente social de su época. Según Encaribe (la enciclopedia de Historia y Cultura del Caribe), “los amores, las parrandas, la gente común de su pueblo, los hombres y mujeres de renombre, así como la gallera, fueron los motivos de inspiración para sus composiciones”,
Compuso Caña Brava en 1928 a solicitud de la licorera Brugal, para hacer propaganda al ron que ésta producía. Más tarde, este merengue típico fue orquestado y llevado a los salones de la alta sociedad. El merengue “Con el Alma”, fue grabado por primera vez por el Trío Reynoso.
Siguiéndole los pasos a Luis Alberti, quien ya se había trasladado desde Santiago a San Cristóbal, Abreu se radicó también en esta última ciudad y se convirtió de inmediato en uno de los músicos típicos preferidos del gobernante Rafael L. Trujillo, quien fue amante del merengue y uno de los principales propulsores de este ritmo.
Nunca he sabido por qué, a pesar de haber sido un músico típico de renombre, “Don Toño” (como le decíamos), vivía sin familia y pobre, en la citada habitación frente a mi casa. Murió allí cuando tenía más de ochenta años en una fecha no precisada, pero la cual yo calculo fue entre 1968 y 1970.
Cuando murió algunos vecinos tomaron para si las poquísimas pertenencias suyas. Nunca he sabido quién fue el “vivo” que “heredó” el acordeón (lo lamentable del caso es que posiblemente lo vendió de inmediato al mejor postor, desconociendo el valor histórico que años más tarde tendría este instrumento).
No quiero concluir este escrito sin antes narrar algo que hasta este momento yo mantenía en secreto:  Durante varias semanas estuvo rodando en la referida habitación una estrecha correa de piel, en uno de cuyos extremos había una bolsita de casi una pulgada de largo, herméticamente cerrada, la cual tenía algo dentro, posiblemente un papel.
Otro adolescente, el cual era mi amigo y vecino (Alejandro Dumas Pepén), me alertó sobre la posibilidad de que allí pudiera haber un mapa, al estilo películas de aventura, con indicaciones sobre dónde se encontraba una “botijuela” que Toño Abreu pudiese haber tenido escondida en algún lugar. Me preguntó si me atrevía a abrir dicho objeto, a lo cual me opuse advirtiéndole que eso era “peligroso” pues podríamos molestar a su “espíritu”.
Alejandro me convenció. Con más miedo que vergüenza, subimos entonces a la azotea del aledaño Club Social Obrero 21 de Enero, para proceder a la macabra operación. Escogimos ese lugar porque estaba al aire libre y si surgía algún percance con ése u otro “espíritu”, éste pudiera elevarse con facilidad y nosotros poner “los pies en polvorosa”.
Tomé una navaja y abrí la bolsita. Grande fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que no salió ningún espíritu y dentro de la misma, en vez de un mapa señalándonos el lugar donde estaba una “botija”, había no más que un pequeño papel con esta única inscripción:
SALMO 91.
1. Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente,
 2. dile al Señor: "Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien yo pongo mi confianza".
3. El te librará del lazo del cazador y del azote de la desgracia;
4. te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio.
5. No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día,
6. ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol.
7. Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligr su lealtad será tu escudo y armadura.
8. Basta que mires con tus ojos y verás cómo se le paga al impío.
9. Pero tú dices: "Mi amparo es el Señor", tú has hecho del Altísimo tu asilo.
10. La desgracia no te alcanzará ni la plaga se acercará a tu tienda:
11. pues a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos tus caminos.
12. En sus manos te habrán de sostener para que no tropiece tu pie en alguna piedra;
13. andarás sobre víboras y leones y pisarás cachorros y dragones.
14. "Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció.
15. Si me invoca, yo le responderé, y en la angustia estaré junto a él, lo salvaré, le rendiré honores.
16. Alargaré sus días como lo desea y haré que pueda ver mi salvación".
El merengue Caña Brava y el Salmo 91 El merengue Caña Brava y el Salmo 91 Reviewed by Emma Pérez on junio 11, 2013 Rating: 5
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