Pretender solucionar el problema
de la delincuencia y la violencia que se registra en la República Dominicana
con una mayor presencia de policías y militares en las calles es buscar la
fiebre en la sábana, o sea, donde no está.
Si esa fuera la solución se
militarizaría el país entero y problema resuelto. Pero debe entenderse que lo
que no ha sido creado por la ausencia de hombres armados y malhumorados en las
calles, no puede ser resuelto con ellos.
Señor presidente de la república
Danilo Medina, ya el país tiene varios intentos fallidos, justamente porque se
ha pensado que ocupando una comunidad entera y llenándola de policías y
militares se resuelve el problema de la delincuencia y la inseguridad reinante.
No, nunca será así.
Si esa situación fuese creada
porque no somos policías o militares, o porque no contamos con uno de ellos en
cada puerta de nuestras casas, en efecto, la solución sería recurrir a la
militarización, pero eso está muy lejos de ser así. Son otras las causas y por
lo tanto tienen que ser otras las soluciones.
Las causas se pueden buscar en la
falta de oportunidades que tienen los jóvenes para progresar lícitamente en
base al trabajo bien remunerado, la inequidad social y económica; la
marginación, la corrupción de Estado que se lleva en las uñas la esperanza de
progreso de las grandes mayorías
empobrecida del país, la impunidad y la ausencia de políticas sociales serias,
como consecuencia de la poca voluntad política de quienes nos han gobernado
desde que nacimos como nación, a excepción del profesor Juan Bosch.
Siendo así, queda claro entonces
que más militares y policías en las calles del país no son la solución al
problema. Con esto, las autoridades buscan dar un golpe de efecto, a los fines
de condicionar la subjetividad de la población con una percepción irrealista de
la situación explosiva que se vive en el país.
La solución al problema, a
nuestro humilde modo de ver y entender las cosas, está en revertir las causas
que lo genera. Eso por ello que las autoridades no deben seguir andando por las
ramas porque, definitivamente, la
Fiebre no está en la Sábana.
La Fiebre no está en la Sábana.
Reviewed by Emma Pérez
on
junio 10, 2013
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