Estamos frente a otro episodio de embarazo en
preadolescentes, sin que se conozcan las reacciones y acciones
estructurales que, desde el Estado y la sociedad, servirían de control a
esta demanda sentida de la sociedad.Son grandes los costos económicos, sociales y políticos de esta
calamidad, aunque peores son los daños irreversibles e irreparables
sobre las vidas de estas niñas.
Disponemos de un esplendido vehículo con nuestro crecimiento
económico y con los más de 600 millones anuales de presupuesto. Y,
ahora, ¿hacia dónde vamos? ¿A qué velocidad marchamos? ¿Por qué
carreteras transitamos con estas demandas urgentes de nuestra infancia?
Faltan operaciones fiscales y juicios intercambiables acerca de la
justicia presupuestaria, para el uso de la inteligencia y en la elección
de las metas, los métodos y las metodologías en las políticas públicas y
privadas.
Sale del Despacho de la Vice-Presidenta el Proyect “Yo decido
esperar”, ante el embarazo precoz. Una consigna divorciada de la
realidad, porque pierde de vista lo esencial en toda estrategia
política, que es el poder quién debe crear la realidad con las
soluciones.
Es que a ningún preadolescente o adolescente le interesa conocer las definiciones del sexo o del embarazo precoz.
Necesitan saber qué hacer con lo que sienten y desean sexualmente, a
fin de hacer el sexo en forma productiva y sin traumas sociales,
familiares y económicos. ¿Qué es lo humano? ¿Qué es lo que les
corresponde? ¿Cuáles son sus sentimientos amorosos? ¿Cuáles son sus
deseos sexuales? ¿Cuáles son sus metas y acciones con estos sentimientos
y deseos?
Parte la Vice-Presidenta de un esquema democrático inconsciente
respecto al sexo y al embarazo precoz en los preadolescentes y
adolescentes. Debería pensar en los fundamentos de los derechos morales
vigentes en la sociedad, en las familias, en las escuelas y en las
iglesias para que estos programas transmitan, mediante una educación,
unos conocimientos y una inducción continuada, las metas y objetivos del
proyecto.
Rogamos, por tanto, de esa instancia de gobierno, la asunción
consciente de los objetivos y metas morales que vagamente disponen los
sujetos de esta intervención pero con criterios universales.
Recordamos a la Doctora Cedeño de Fernández que la mayoría de los
Centros Tecnológicos Comunitarios están cerrados a nivel nacional, y que
los Centros de Capacitación Progresando funcionan con precariedades
espantosas.
Advertimos que nuestros preadolescentes y adolescentes, por los
cambios bruscos en sus creencias, llevan en su memoria muchas
afirmaciones implícitas, las cuales como sujetos nunca aceptarían
haberlas hechos.
Tomemos como muestra la expresividad sexual, tanto en el proceso de
seducción como de conquista amorosa. Hablamos del lenguaje como poder
de la razón, y una afirmación irrefutable en las condiciones necesarias
para el acto sexual.
Es una horrorosa contradicción decir “Yo decido esperar”, del mismo
modo que la niña embarazada de trillizos confesara hoy su
desconocimiento de este riesgo. ¡Señores! Los cambios de creencias, en
nuestros sentimientos y en nuestros deseos sexuales son vertiginosos, y
colocan los placeres del coito por encima de los deberes de la
maternidad o de la paternidad. Fernando Savater, en su libro Etica como
amor propio, consigna la siguiente frase: “Todo placer es bueno, pero
no todo placer nos corresponde”.
Los embarazos de menores
Reviewed by Emma Pérez
on
octubre 13, 2013
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