Aproximadamente, un 37% de los hombres y un 23 de las
féminas, llegan a tener relaciones fuera del vínculo primario. En la actualidad, la infidelidad se ha beneficiado de los
avances tecnológicos y cuenta con modalidades muy diversas que van desde
prácticas de sexo virtual hasta mensajes de textos eróticos.
Existe un portal desde hace unos 10 años, Ashley Madison,
que bajo el lema, "La vida es corta ten un amorío", constituye el
mayor de su tipo en el mercado de la infidelidad, con unos 20 millones de
miembros alrededor del mundo. De esta cifra, 720 mil están en México, conforme
datos consultados.
La red social para infieles sobrenombrada "de la web a
la cama", propone buscar, encontrar y mantener relaciones paralelas. Y
aunque para muchas uniones una infidelidad descubierta ha significado la
ruptura definitiva, para algunos matrimonios la infidelidad ha sido su
salvación. Una infidelidad "bien llevada", claro.
"Si yo no me
diera esas escapaditas hace rato me hubiese divorciado", expresión muy
socorrida entre los hombres asiduamente infieles quienes de esa manera
pretenden justificar su conducta.
En la última década se registra una tendencia muy marcada
entre las mujeres que demuestran una conducta infiel mayor que tiempo atrás. Se
asegura que el rol que ha venido a desempeñar dentro del mercado productivo las
hace sentir en igualdad de condiciones que su pareja cuando no, le otorga un
poder que antes no contaba.
Michelle Langley,
autora del libro Women’s Infidelity está convencida de que las creencias
generales de la sociedad están mal encaminadas y si no cambian cada vez será
mayor el número de mujeres infieles y de matrimonio infelices. En un 70 a 75 %
son las mujeres las que dan el primer paso de los divorcios, la mayoría se da
en la crisis de la madurez, entre los 40 a 50 años, cuando la mujer está
vulnerable y la ilusión de renovarse le atrae. Al igual que el hombre cuando
sufre la crisis de la mediana edad, entre los 50 a 55 años.
"La infidelidad
está relacionada a aquellas personas que van a sufrir ciertas enfermedades
tales como hipertensión arterial, diabetes, dislipidemias (lípidos aumentados),
presbicia, concomitantemente disminución de la potencia y frecuencia sexual en
el hombre más que en la mujer. Todo esto tiende a fragmentar el vínculo del
matrimonio", conforme explica el médico psiquiatra Pedro Fernández,
director de Salud Mental del hospital doctor Ramón de Lara y ex director del
hospital psiquiátrico Padre Billini.
Todo lo anteriormente expuesto constituye algunas de las
causas que conducen a una infidelidad dentro de la relación amorosa.
La personalidad del
individuo es otro factor fundamental, "pudiendo darse el caso que vemos
con frecuencia: infieles con trastornos de personalidad. Sobre todo en los
casos de narcisistas porque tienden a tener una sobrevaloración de sus
condiciones profesionales y físicas. Tanto la mujer como el hombre quieren
experimentar nuevas sensaciones e
incurren en relaciones amorosas paralelas”.
¿Por qué somos infieles? Adicional a lo ya dicho, muchas
veces la propia pareja lleva a la infidelidad. Cuando uno de los dos no cumple
con su rol dentro del matrimonio se justifica en la infidelidad del otro.
"Cuando se habla de infidelidad la mayoría de veces se
asocia al acto sexual per sé, pero a veces somos infieles a nosotros mismos.
Cuando asumimos un compromiso del orden que sea, bien laboral, profesional,
económico, religioso y no lo cumplimos estamos siendo infieles a ese compromiso
y, por ende, a nosotros mismos”, explica Fernández.
En cuanto a la infidelidad amorosa, en las sociedades
machistas o patriarcal la infidelidad en el hombre es justificada no en la
mujer, que recibe la mayor censura. El hombre infiel se ve como que tiene mayor
capacidad para conquistar y poseer. La mujer infiel es despreciada.
La infidelidad es un patrón que no necesariamente tiene que
repetirse. "Puedes cometer errores y tener derecho a recapacitar. Nunca se
puede ver al infiel como un culpable porque muchas veces esa infidelidad ha
sido inducida hasta por su propia pareja. No debe juzgarse al infiel".
¿Y cuándo no es ese el caso? Tanto el hombre como la mujer
por lo anteriormente expuesto, por rasgos acentuados de personalidad, por
trastornos en su personalidad o bien por conductas aprendidas durante su
infancia en su entorno, se inclinan a ser infieles en sus relaciones amorosas.
La personalidad influye
“Los trastornos de personalidad tienden a ser los responsables en el tema de la infidelidad en cualquier aspecto. Otros rasgos acentuados de determinados trastornos de personalidad que guardan estrecha relación con el tema de la infidelidad son inmadurez, inestabilidad afectiva y la inseguridad.
Por eso la personalidad antisocial, por su inestabilidad, tiende a ser infiel. No solo en las relaciones de pareja, en el trabajo también y todo lo que emprendan. No son capaces de serle fiel a un compromiso asumido, no importa el escenario”.
Según el manual estadístico de conducta conocido como el DSM IV, no se hace un diagnóstico de trastorno de personalidad antes de los 18 años de edad.
“Sin embargo, se pueden ver jóvenes de esa edad (18) bien formados, exhibiendo una madurez total y otros de 50 y tantos repitiendo errores, completamente inmaduros”, dice el reputado galeno.
La falta de madurez se vincula a los trastornos de personalidad o rasgos acentuados de determinados trastornos, lo que va de la mano con la conducta infiel, tanto de hombres como de mujeres.
La mayoría de veces se tiende a acusar de infidelidad a alguien por interés particular. “Aquí se tiende mucho a acusar al otro de infiel, sin pruebas, se festinan estadísticas, se asegura que un 97 % es infiel.
En el caso de las féminas se acusan muchas veces hasta por envidia” ,asegura Fernández, algo que considera muy serio y delicado porque a veces llegan a la consulta psiquiátrica muy afectados pensando que su pareja le han sido infiel y no siempre es así. Recomienda ser cauteloso en ese sentido y no proceder a la ligera.
“Quien piensa que le han sido infiel le invade la tristeza se siente sub valorado y se pregunta ‘¿cómo me pudo haber pasado?’ Cae en profunda depresión por algo que, tal vez, ni siquiera ha existido”.
Llama la atención que en las sociedades machistas la propia mujer tiende a ser la principal inquisidora de la amiga, esto obedece a una necesidad en su subconsciente de sentirse atraída y escalar peldaños ante el otro, en este caso el hombre.
“Algunas mujeres tienden a utilizar el tema de la infidelidad como forma de resolver un conflicto o de escalar peldaños ante su pareja y se recurre a detractar a las otras mujeres acusándolas de infieles pero basadas en nada concreto”.
Y aunque todo el mundo asocia la infidelidad al sexo, para Fernández el roce carnal, no es infidelidad en sí “eso es morbo”.
“La infidelidad se da en lo sublime como el cortejo dado o recibido. Sea de un hombre hacia una mujer o viceversa. Esa es significativa porque suele crear dependencia. Desde el punto de vista afectivo se da por inseguridad o por un ego elevado”.
Una herramienta saludable en toda relación de pareja es comenzar a reconocer sus fallos y resolverlos “no culpar al otro ni querer adaptarlo a ti, dejarlo ser, tenemos que ser dos y no uno. Procurar entablar una relación adulta donde se practica la tolerancia, de otra manera no se obtendrá una relación estable. Para evitar una infidelidad, recomiendo no iniciar algo que nos pueda arrastrar”. l - See more at: http://www.elcaribe.com.do/2014/02/03/por-que-somos-infieles#sthash.KWmJlP5y.dpuf
La personalidad influye
“Los trastornos de personalidad tienden a ser los responsables en el tema de la infidelidad en cualquier aspecto. Otros rasgos acentuados de determinados trastornos de personalidad que guardan estrecha relación con el tema de la infidelidad son inmadurez, inestabilidad afectiva y la inseguridad.
Por eso la personalidad antisocial, por su inestabilidad, tiende a ser infiel. No solo en las relaciones de pareja, en el trabajo también y todo lo que emprendan. No son capaces de serle fiel a un compromiso asumido, no importa el escenario”.
Según el manual estadístico de conducta conocido como el DSM IV, no se hace un diagnóstico de trastorno de personalidad antes de los 18 años de edad.
“Sin embargo, se pueden ver jóvenes de esa edad (18) bien formados, exhibiendo una madurez total y otros de 50 y tantos repitiendo errores, completamente inmaduros”, dice el reputado galeno.
La falta de madurez se vincula a los trastornos de personalidad o rasgos acentuados de determinados trastornos, lo que va de la mano con la conducta infiel, tanto de hombres como de mujeres.
La mayoría de veces se tiende a acusar de infidelidad a alguien por interés particular. “Aquí se tiende mucho a acusar al otro de infiel, sin pruebas, se festinan estadísticas, se asegura que un 97 % es infiel.
En el caso de las féminas se acusan muchas veces hasta por envidia” ,asegura Fernández, algo que considera muy serio y delicado porque a veces llegan a la consulta psiquiátrica muy afectados pensando que su pareja le han sido infiel y no siempre es así. Recomienda ser cauteloso en ese sentido y no proceder a la ligera.
“Quien piensa que le han sido infiel le invade la tristeza se siente sub valorado y se pregunta ‘¿cómo me pudo haber pasado?’ Cae en profunda depresión por algo que, tal vez, ni siquiera ha existido”.
Llama la atención que en las sociedades machistas la propia mujer tiende a ser la principal inquisidora de la amiga, esto obedece a una necesidad en su subconsciente de sentirse atraída y escalar peldaños ante el otro, en este caso el hombre.
“Algunas mujeres tienden a utilizar el tema de la infidelidad como forma de resolver un conflicto o de escalar peldaños ante su pareja y se recurre a detractar a las otras mujeres acusándolas de infieles pero basadas en nada concreto”.
Y aunque todo el mundo asocia la infidelidad al sexo, para Fernández el roce carnal, no es infidelidad en sí “eso es morbo”.
“La infidelidad se da en lo sublime como el cortejo dado o recibido. Sea de un hombre hacia una mujer o viceversa. Esa es significativa porque suele crear dependencia. Desde el punto de vista afectivo se da por inseguridad o por un ego elevado”.
Una herramienta saludable en toda relación de pareja es comenzar a reconocer sus fallos y resolverlos “no culpar al otro ni querer adaptarlo a ti, dejarlo ser, tenemos que ser dos y no uno. Procurar entablar una relación adulta donde se practica la tolerancia, de otra manera no se obtendrá una relación estable. Para evitar una infidelidad, recomiendo no iniciar algo que nos pueda arrastrar”. l - See more at: http://www.elcaribe.com.do/2014/02/03/por-que-somos-infieles#sthash.KWmJlP5y.dpuf
¿Por qué somos infieles?
Reviewed by Emma Pérez
on
febrero 05, 2014
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