LONDRES. (BBC Mundo). Apenas a
uno le da hipo, la gente empieza a proponer o a poner en acción la que
consideran es la mejor manera de pararlo, desde sugerir que uno aguante la
respiración hasta tratar de pegarle un susto. Con tantos remedios tan diferentes,
¿cuál está respaldado por evidencia científica?.
Cuando a uno le da hipo, un
espasmo en el diafragma provoca una inspiración súbita de aire. Eso hace que
las cuerdas vocales se cierren de repente, lo que produce el característico
sonido “hic”.
Más de 100 diferentes condiciones
médicas pueden causar hipo, o bien éste puede ser provocado por medicamentos,
como algunos anestésicos, esteroides, drogas para Parkinson y quimioterapia.
Pero en la vasta mayoría de los casos, es benigno y ninguna de esas causas se
aplica. Reírse, tomar mucho alcohol, comer demasiado rápido o tomarse algo
gaseoso lo pueden disparar, o puede empezar espontáneamente sin razón alguna.
Algunos casos pueden ser
extremos.
Se piensa que el récord mundial
del ataque más prolongado lo tiene un estadounidense llamado Charles Osborne,
quien empezó a hipar en 1922 y no paró hasta febrero de 1990… ¡un total de 68
años!
Afortunadamente, la mayoría de
los episodios pueden frenarse con medidas simples, aunque hay distintas
opiniones sobre cuál es la mejor solución.
De la bolsa de papel al hielo
picado
La mayoría de los remedios
caseros se basan en uno de dos mecanismos. Respirar en una bolsa de papel El
primer grupo son los métodos que aumentan los niveles de dióxido de carbono en
la sangre, lo que reprime los espasmos del diafragma. Estas técnicas incluyen
aguantar la respiración o respirar dentro de una bolsa de papel.
Pueden ser efectivas a veces,
pero los investigadores no saben bien por qué. Algunos piensan que es una forma
de distraer al cuerpo de manera que se preocupa por el aumento de CO2 en vez de
los espasmos; otros se preguntan si el hipo no es resultado de niveles bajos de
CO2, con lo cual si éste aumenta, el hipo se suspende.
Otro remedio es hacer algo que
estimule al nervio vago, que corre desde el cerebro hasta el estómago,
coordinando el respirar con el tragar. Este nervio está implicado en el proceso
de hipar, pero uno puede interrumpir la cadena de eventos estimulándolo para
que envíe señales al cerebro diciéndole que atienda esta nueva sensación en vez
del hipo.
En esta línea se recomiendan
métodos como tragar rápidamente agua, morder un limón o comer hielo picado.
También, halarse la punta de la lengua, ponerse los dedos en los oídos o
presionar suavemente los ojos pueden estimular el nervio vago.
La idea es distraer al cuerpo
haciendo que algo dramático le suceda. Y la misma lógica aplica cuando a uno le
pegan un susto.
Fue adoptado por Francis Fesmire,
del Colegio de Medicina de la Universidad de Tennessee. El nombre de su
estudio, publicado en 1988, da una pista de cuál es la técnica: “Terminación de
hipo intratable con masaje rectal de dígitopuntura”.
Un hombre llegó a la sala de
emergencias quejándose de que había estado hipando cada dos segundos durante
tres días.
Después de intentar métodos como
hacerlo atragantar y presionar sus ojos, el doctor se acordó de un caso que
había aparecido en una publicación el año anterior, en el que el corazón
acelerado de una mujer de 71 años había sido lentificado cuando el doctor le
insertó un dedo en el ano.
Intentó lo mismo con el paciente
con hipo y funcionó. Pero luego le dieron el premio IgNobel (los premios
parodia de los Nobel) por su descubrimiento.
Tomar agua al revés
Fesmire dijo que desde entonces
se había dado cuenta de que un orgasmo tendría el mismo efecto y era posible
que los pacientes lo prefirieran. Ambos métodos también estimulan, en realidad,
el nervio vago.
No es cuento
Es cierto que la mayoría de los
remedios tradicionales no cuentan con el respaldo de evidencia derivada de
experimentos controlados.
Sin embargo, los mecanismos por
los que posiblemente funcionan se ajustan a lo que se sabe sobre el hipo fisiológicamente.
Y todos esos métodos son
considerados inofensivos. Ninguno es infalible, lo que podría explicar el hecho
de que existan tantos y tan distintos, pero no son meras supersticiones.
EL DATO
Récord
El récord mundial del ataque más
prolongado lo tiene un estadounidense Charles Osborne, quien empezó a hipar en
1922 y no paró hasta febrero de 1990… ¡un total de 68 años!
¿Realmente funcionan los remedios contra el hipo?
Reviewed by Emma Pérez
on
febrero 04, 2014
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