Ayer martes en la mañana, caminaba tranquilamente por la
calle Luis E. Delmonte de la ciudad de Barahona. A pocos metros de la oficina
de EDESUR, divisé una señora que se desplazaba de Oeste a Este. Yo la hacía a
la inversa. La dama se me pareció a una mujer del barrio La Playa, mi barrio, a
la que no vía desde que yo era casi un adolescente.
Se me pareció a una integrante de la familia Fidanquis, por
lo que me dirigí a ella para asegurarme
si era cierta o no mi presunción. La
señora, al mirarme se asustó como si hubiera visto al diablo, y agilizó el paso
sin decirme una palabra. Me molesté un poco porque solo le iba a preguntar si
pertenecía a la familia que imaginaba..
Continué mi camino
murmurando internamente: -Esa señora tuvo razón al asustarse y apurar más el
paso, cuando me dirigí repentinamente a ella-.
Actualmente nadie confía en nadie, hay una desconfianza tan
generalizada que uno ve en el otro un delincuente, el otro ve en uno un
delincuente, situación que está causando mucho daño a todos.
Producto de esta negativa situación han muerto desangrado
muchos dominicanos que han resultado heridos en atracos o simples peleas, quienes al momento de pedir
auxilio para que se le lleve a un centro de salud para salvar sus vidas, nadie
sale a socorrerlo por temor a ser implicado en el hecho, apresado para ser
investigado, etc., etc., producto de la desconfianza entre unos y otros.
Yo no confío en ti,
tú no confías en mi, él no
confías en el otro, el otro no confías en nadie, solo confiamos en nosotros
mismos. Si nos detenemos a pensar bien esta situación nos daremos cuenta el
gran daño que estamos causando a nuestro
país, a nosotros mismos y a nuestras familias.
Una de las principales causas responsable de esta
desconfianza entre dominicanos, es la actual inseguridad ciudadana, la cual se
incrementa cada vez más, no obstante los esfuerzos que desarrolla el gobierno
para controlarla o reducirla a su más mínima expresión.
Por esta razón, muchos dicen que la delincuencia les ha
tumbado el pulso a las autoridades encargadas de enfrentarla.
DESCONFIANZA
Reviewed by Emma Pérez
on
junio 24, 2015
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