La administración gerencial genera impopularidad inmediata cuando se trata de dirigir sin el criterio clientelista
Consciente estoy de la impopularidad que generará mi forma de ser como persona y como encargado administrativo en cualquier entidad, puesto que donde dirijo, administro o tengo la gerencia, asumo el comportamiento del deber cumplido, con el sentido ético y el apego a las normas de controles establecidas.
De repente, decenas de personas que me conocen se me acercan para solicitar combustible, ayudas de medicamentos, favores de arreglos personales y otros tipos de propuestas. Otros reclaman un empleo en el lugar que sea.
He sido designado para administrar procesos, actividades, operaciones, bienes públicos y recursos humanos. Nuestra labor se circunscribe a la simple tarea de cumplir con las normas de trabajo y facilitar la labor gerencial en el marco del sitema establecido, con estricto apego a las normativas vigentes. No fui designado allí para dar empleos. Tampoco para estar dando órdenes de vales de combustible, ni para estar firmando recetas a nadie.
Esas labores están bien definidas en la institución y no son de mi competencia. El combustible se asigna a las tareas específicas de las áreas zonales para la rutina del trabajo diario.
Los medicamentos deben ser suministrados por los canales previamente establecidos para su distribución a los afiliados, y la designación de personal es competencia de la dirección de la empresa. Nuestra labor es de gerencia administrativa. Para eso fuimos designado y eso es lo que haremos.
La administración gerencial genera impopularidad inmediata cuando se trata de dirigir sin el criterio clientelista
Reviewed by Emma Pérez
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octubre 21, 2010
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