D. Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes fue el cuarto de los doce hijos de un humilde cartero y una ama de casa. Fue espalda mojada, boxeador y mentiroso profesional, al falsear su edad real (16 años) para alistarse como mecanógrafo en el ejército haciéndose pasar como que tenía 21.
En 1937 se casó con una rusa, Valentina Ivanova, pero era dueño de una vis cómica que lo metió de cabeza a las carpas de circos, y de ahí a los teatros, para hacerlo aterrizar, ya para siempre, en las pantallas gigantes de los cines, con otro nombre: Cantinflas, el que se había inventado para que sus padres no se enteraran de que su hijo ser había metido al negocio del espectáculo, algo que ellos no aceptaban.
Este sábado hace 20 años que se fue de la vida quien se convirtió en leyenda, al ser uno de los pioneros del cine mexicano y uno de los personajes más célebres, si no el que más, del cine y la cultura latinoamericana.
Aquel día el Congreso norteamericano le dedicaron un minuto de silencio a Cantinflas. Sus honras fúnebres duraron tres días, y recibió el homenaje de numerosos jefes de estado.
Según Carlos Monsiváis: "el joven Mario Moreno, intimidado por el pánico escénico, una vez en la carpa Ofelia olvidó su monólogo original. Comenzó a decir lo primero que le viene a la mente en una completa emancipación de palabras y frases y lo que sale es una brillante incoherencia. Los asistentes lo atacan con la sintaxis y él se da cuenta: el destino ha puesto en sus manos la característica distintiva, el estilo que es la manipulación del caos. Semanas después, se inventa el nombre que marcará la invención. Alguien, molesto por las frases sin sentido grita: «Cuánto inflas» o «en la cantina inflas», la contracción se crea y se convierte en la prueba del bautismo que el personaje necesita".
Cantinflas, 20 años después de su partida a las leyendas
Reviewed by Emma Pérez
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abril 21, 2013
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