Para Que Don Osiris Comprenda

POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.

El lago Enriquillo, que durante la influencia de los aguaceros de las tormentas Noel y Olga, en el año 2007 el lago Enriquillo creció hiperabundantemente, con el recibimiento de más de 2000 mil millones de metros cúbicos de aguas y sedimentos. Que en el año 2010, en tan solo 200 días y bajo el efecto de 3 fenómenos naturales que vertieron enormes cantidades de aguas del Yaque del Sur y las presas , entre los demás afluentes, computándose en más de 3700 millones de metros cúbicos de aguas.

Hay que recordar también, que al paso del poderoso huracán Tomás, en el 2010, con los desfogues realizados a la presa de Sabana Yegua y los desbordes de la de Sabaneta, el lago Enriquillo creció verticalmente un metro, es decir 100 centímetros en tan solo 11 días, todo esto, computado y medido mediante la observación de nosotros los que lo hemos sufrido y observado, con el factor común incesante, que es, que cuando bajan las grandes escorrentías del Yaque, él sube y que cuando no lo hacen, se mueve armónicamente hacia la bajada, y que cuando sube, lo hace ligeramente  para luego tomar sus niveles.

Lo observamos cuando llegaron las aguas del Yaque del Sur provocadas por Emily, subió 24 centímetros en solo 11 días, cuando Irene, 21 centímetros verticales en solo 13 días, cuando Isaac, 38 centímetros en 12 días y 52 centímetros en 15 días cuando Sandy, estas son tormentas, para citar algunas mediciones recientes.

Si todos estos botones no sirven de muestra, para usar un dicho popular, como es que lo va a  terminar de entender, que es la única explicación que hay para que un lago crezca más de 185 kilómetros cuadrados en su espejo de aguas, con su consecuente cambio de nivel vertical, cuantificado en más de 21 metros, es decir, 70 pie, en lo que va de siglo. Entender además, que ese agigantamiento lo ha hecho con el 75% de las aguas que anteriormente iban a la Bahía de Neiba por el aliviadero de canoa, que supo llevar al mismo, en momentos 5 mil metros cúbicos de aguas por segundo.

¡Cuando entenderá el árbol el lenguaje del hacha!