WASHINGTON.- Las muertes y los casos de COVID-19 en Estados Unidos han vuelto a subir a niveles que no se veían desde el invierno pasado, trastocando meses de avances y reforzando potencialmente el argumento del presidente Joe Biden para sus nuevos requerimientos de vacunación.
En la actualidad Estados Unidos tiene un promedio diario de más de 1,800 muertes por el virus y 170,000 casos nuevos, los niveles más altos, respectivamente, desde principios de marzo y finales de enero. Ambas cifras han ido en aumento durante las últimas dos semanas.
Los contagios -impulsados por la variante delta combinada con la resistencia de algunos estadounidenses a vacunarse- se concentran en el sur del país.
Aunque el panorama está mejorando en los que fueran puntos conflictivos, como Florida y Luisiana, las tasas de infección se están disparando en Kentucky, Georgia y Tennessee, impulsadas por el regreso a clases presenciales, un relajamiento en las restricciones de uso de mascarillas y los bajos niveles de vacunación.
Algunos hospitales han comenzado a mostrar una situación tan terrible como la que vivieron con el pico de infecciones de enero, obligando a cancelar cirugías en hospitales de los estados de Washington y Utah. Hay una escasez grave de personal médico en Kentucky y Alabama; faltan camas de hospital en Tennessee; y las unidades de cuidados intensivos en Texas están al máximo o por encima de su capacidad.
El panorama en deterioro luego de nueve meses de iniciada la campaña de vacunación en el país ha enfurecido y frustrado a los profesionales médicos, que ven la crisis como algo que se podía prevenir: la gran mayoría de fallecidos y hospitalizados no se habían vacunado contra el COVID-19.
“Habíamos estado tratando de educar con base en la ciencia, pero creo que la mayor parte del aprendizaje que está ocurriendo ahora se basa en la tragedia, la tragedia personal”, lamentó el doctor Ryan Stanton, un médico de urgencias en Lexington, Kentucky.
El 70% de los hospitales del estado de Kentucky -66 de 96- reportan una escasez crítica de personal, el nivel más alto hasta ahora en lo que va de la pandemia.
Según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos el 53.9% de la población está completamente vacunada contra el COVID-19, muy lejos de la meta de 70% impuesta hace meses por el presidente Biden. El 63.2% de la población ha recibido al menos una dosis.