En la asamblea celebrada en Casa Maria de Altagracia del kilómetro 22 de la Autopista La América, y que estaba encabezada por Monseñor Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, Arzobispo de Santo Domingo, los obispos católicos a firman que no pueden permanecer indiferente ante la sangre derramada y las múltiples agresiones contra seres humanos preferidos por Dios.
En su documento firmado por todos sus miembros lamentaron que han vuelto a experimentar tristeza y honda preocupación ante la creciente escala de violencia que vive el país.
"¿Cómo podríamos permanecer indiferentes ante la sangre derramada, o las múltiples y crecientes agresiones contra seres humanos, preferidos de Dios, por quienes Cristo derramó su propia sangre?", se quejaron los sacerdotes.
Agregan que les "duele sobremanera ver que hasta adolescentes llegan a gozarse violentando la ley de Dios, derramando la sangre de sus prójimos".
La asamblea plenaria se realizó desde el 4 al 9 del mes de julio y entre los temas que trataron fue la violencia en la cual se sintieron triste por el auge de violencia
Los obispos exhortan a convertir nuevamente a la República Dominicana en un pueblo de gente que trabaja por la paz, y demandan dejar de cultivar la violencia, incluida la verbal, para que “no tenga que decirse de nosotros: ¨siembran vientos y cosechan tempestades¨.
Llaman también a revisar la conducta personal e institucional “y veamos si en verdad somos gente de paz o si, por el contrario somos sembradores de violencia”.
Los demás miembros firmantes del Consejo Permanente son Gregorio Nicanor Peña Rodríguez, vicepresidente; Ramón Benito De la Rosa y Carpio, miembro; José Dolores Grullón Estrella, miembro, y el padre Francisco Antonio Jiménez Rosario, secretario general.