Por Saúl Pimentel
Programas de radio y televisión en los que recientemente participó el politólogo, periodista y escritor argentino Agustín Laje, se han convertido en el mejor exponente de lo que NO SE DEBE HACER al momento en que una persona hace una entrevista periodística.
En vez de hábiles preguntas, los «entrevistadores» hacían exposiciones larguísimas y cada vez que el «invitado» comenzaba a desarrollar un tema, lo interrumpían para contradecirle.
En uno de esos espacios, el «entrevistador principal» tuteaba insistentemente y en forma despectiva al entrevistado. quien se mostraba inmutable y respondía en todo momento usando el término de «usted». En varias ocasiones una tercera persona que participaba en la entrevista se mostró agresiva (parecía que quería morder al invitado) e interrumpía tanto que su compañero llegó a pedir públicamente que le sacaran de la cabina.
Tanto en este programa como en otros en los que Laje figuró como «invitado», la impresión que quedó es que los entrevistadores quedían brillar más que él y o quizás ridiculizarlo públicamente, lo cual resultó imposible pues este último resultó ser un maestro consumado de la discusión
Eso hizo que dichos espacios se convirtieran en galleras de mal gusto y que mucho público momentáneamente dejara de sintonizarlos.